Vias abandonadas

Hacia tres años atrás que su vida había cambiado radicalmente, sentía una gran nostalgia al recordar el aroma de las comidas que preparaba su madre y los largos debates que tenia con su padre sobre avances tecnológicos, las risas de todos sus amigos mientras juraban nunca cambiar, los ojos de Fleur se llenaron de lagrimas, esos si que eran buenos tiempos. La joven andaba sin rumbo por unas viejas vias de tren abandonadas, oxidadas y algo tenebrosas, la poca luz que se filtraba en el túnel no bastaba para ver siquiera a mas de dos metros, por suerte, Fleur tenia ese pequeño extra de resplandor para iluminar su camino aunque de ves en cuando tropezaba con una roca lo suficientemente grande como para provocar un dolor en el pie y justamente eso es lo que le acababa de suceder. Se apoyo contra la pared y se dejo caer hasta tocar el piso áspero mientras hacia presión en su pierna tratando de superar el dolor del pie mientras ponía una mueca un tanto extraña. -Hmp, primero el reactor y ahora esto, que sigue ¿un extraño a mitad de la nada?- Comenzó a ladear la cabeza mientras pensaba hasta terminar por soltar una leve carcajada ante lo que acababa de decir.

Fleur aun se encontraba tratando de lidiar con el dolor del pie hasta que algo la distrajo, a lo lejos, podía sentir que la vigilaban y en un lugar tan oscuro le resultaba algo incomodo. Se puso de pie y trato de ver de quien se trataba, con tan poca luz solo podía percibir una mancha y con eso no bastaba. Se acerco un poco mas juntando ambas manos y pegándolas a su pecho, no quería que la sorprendieran con un ataque o algo por el estilo y de esa manera no sospecharían de un contraataque. Se detuvo justo a la mitad de las vias, se negaba a seguir y, ademas, no necesitaba acercarse mas, quien fuese la otra persona, quien ahora lograba distinguir y se trataba de una fémina de cabellos color canela rojizo, no quedaba a mas de unos cuantos pasos. De repente la idea de que aquella fémina se tratase de la que tanto había oído, de ser así, tal vez acercarse no había sido la mejor opción, podría eliminarla en cuestión de segundos, pero... extendió el brazo izquierdo para estrechar la mano con la fémina. -Umm, mi, mi nombre es Fleur, mucho gusto, podrías, ¿podrías decirme como llegar a las minas de casualidad?- La inquietud no le permitía siquiera hablar sin tartamudear realmente no era posible sentirse tranquilo cerca de alguien con una influencia tan grande pero en cualquier caso, siendo de igual manera Fleur una figura publica resultaría complicado explicar su repentina muerte, algo que seguro no le convenía a su nueva amiga.